Cosechar gamberros, berros y becerros – Microrrelato y Música

Foro de fósforos como el aforismo en el Bósforo, haciéndole mutis a una zumbada enmarcada, gradeada en el patíbulo del zulo del bulo. Té de puntapié después de joder y coger. La tranquilidad de la mezquindad alegre. Frívola y fría como la electricidad de espina al besarle la verruga a tu tía. Un vómito festivo, como el sexo entre primos. Despersonalización pesetera, en la alameda de las carteras. Monetizando la salud mental, como vender riñones y pretender mear.
Arcanos marranos. Mentirosos como un moroso, piadosos del adoquín de la mendacidad sin fin. Como estrujar una alpaca muerta, escacharrada, con una almohada. Dándole paz a quien sobra mar y la timidez de lo ruin a los huérfanos del final feliz. Comerse un bollo delante del poyo de una máquina de correr. Negocios trajeados en la paguita chaparrita, cotizada y abrazada en la tinaja mellada de suspiros.
Superviviencia efímera, pan con pan, artistas tuertos en escabeche de una lotería amarga. Como las naranjas pero de cáscara desangelada. Manteca congelada en un deshielo abrupto. La perdida del camello de tu hijo o una cita con el novio de tu marido.
Necesidad de Master piece en peace. Halagüeña como pardelas hablando su idioma de locuelas. Guadaña extraña, mañas de araña. Que de la pared no se caigan, aun revirtiendo la confabulación de una maraña. De sensaciones punzantes en el techo, cual gorgojos matojos. Trampantojos de un subconsciente chivato de aventuras avenidas
Puñitos altaneros de limosnero en cinta. Amenazado por lo pagano de privatizar a Dios. Herejía sin biblia, gula de angulas. Y tú más chula que el cura que supura en Valdeñas que la peña no lo agarre por las greñas. Misándrica por filántropa. Encorajinada de culpa exulta: Puta.
Pintora de Galgos por correspondencia
Bigotudo morrocudo, en el vale tudo de la exaltación de un estornudo barrigudo. Mixeando contenido contenido en la baraja mortaja de una sardina cochina. Que contagia, de vanidad transversal, la disciplina asesina de una gotera sopera huera. Ricotta Marmota en el menú. Estropajo al ajo de postre. El TCA de una cripta ebanista cumpleañera. Vívida y vivaracha, como tu mujer, la cucaracha.
Cagarse en la comunión de alguien. Ansiedad coital al peso, diciendo en el espejo: “Qué pasa contigo, espléndida, sal pa’ fuera, que te rebano el pescuezo mastuerzo”. Gélida e impertérrita post pucherito de una pelea navajera en nevera. Postergada como los canelones de canalón. Rasposo y casposo como Torbe con un bulto en el pantalón.
El mago: Los locos y su fortuna. La tontuna en tuna de jugarse a las pastas, la hipoteca y un par de hambrunas a que Gata Salvaje es novela rusa de altura. Obtusa y difusa, si bien usada, excusa de una Asombrosa capacidad inconclusa, de cliché de sí misma. Tonta y arisca, en una arista de inquietud intrusa.
Fito el mapache tontico, Rabino Cocodrilo de lo albino, Electromariachigigoló en el corazón. Lo que mancha al vino. Como el camino del arte al tunante, donde se vuelan todas las papeletas. O un soplete de cornetas. Que da igual cuando arremetas, si la moqueta de una frase incompleta te paraliza la maquinación.
La paz del ser, echar el hecho. Un helecho maltrecho cómplice del cohecho de cosechar gamberros, berros y becerros.
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