Crónica del ciclo de Microteatro: “Por los demás. La salud por bandera”
El microteatro, llevarlo a cabo más concretamente en los tiempos que corren, se trata de una apuesta arriesgada, cuasi revolucionaria dentro del ya intrépido pastel de la cultura. Sin embargo, allí estábamos, apenas una decena de periodistas desayunando churros con chocolate a la puerta del Microteatro de Madrid. Esperando a la presentación del ciclo “Por los demás. La salud por bandera” que organiza Anesvad del 23 de septiembre al 4 de octubre.
Evento que busca concienciar sobre la importancia de una sanidad fuerte, pública y universal. Aprovechando la pandemia mundial como percha contextual de proximidad para su mensaje. Haciéndolo así “palpable” más allá de historias que parecen impactar lejanas, mediante el uso del humor en clave crítica.
La situación puede parecer cuanto menos surrealista vista desde fuera. Un grupo variopinto de profesionales de la comunicación comiendo juntos a punto de entrar a un espectáculo, mientras la cifra de contagios por Covid-19 en la capital no deja de crecer. Así lo comentaba con uno de mis colegas entre risas reflexivas.
No obstante, la rueda de la cultura ha de girar, moverse por causas que así lo ameriten. Porque una sociedad sana no se comprende desde su ausencia. La manera de entenderla, consumirla, incluso hasta de pensarla puede que haya cambiado indefinidamente. Toca adaptarnos, volver a llenar las salas de manera sobria, responsable. Pero, sobre todo, de retomar la ilusión y el hambre por las buenas propuestas como es el caso.
¿Qué nos encontramos nosotras?
En primer lugar, unas medidas sanitarias concienzudas. Control de la temperatura al entrar al local. Grupos reducidos a 6-7 personas por función, que se desarrolla en un cuarto previamente desinfectado. Con una mampara de cristal que nos separa de los actores. Lo cual no llega a emborronar el estilo cercano característico del microteatro.
La pandemia ha trastocado todos los ámbitos, obligando a improvisar medidas y planes de contingencia de la mejor manera posible. En este caso, se nota una más que evidente intención por parte de la organización para que la calidad del espectáculo no pierda fulgor a costa de las medidas correctas de precaución. Están bien integradas.
En cuanto a las obras, de los 8 que componen el ciclo, tuvimos la oportunidad de asistir a 2 de unos 10-15 minutos de duración:
- “Bendita sanidad”: una obra cómica que retrata el precio de salud en países donde se trata de un artículo de lujo. Haciendo alusión, también, a la actitud condescendiente de los países ricos. Escrita y dirigida por Nancho Novo, e interpretada (con gran aptitud) por Ana Batuecas y Julián Salguero, se trata de una adaptación de la misma pieza que se estrenó por streaming con gran acogida durante el confinamiento.
- “Yo pío, tú pías, ¡Yo soy el Pian!”: Otra comedia que relata de manera instructiva el caso de una enfermedad (el Pian) que azota a los países más desfavorecidos, la cual podría ser fácilmente erradicada. Escrita y dirigida por Antonio Ponce, e interpretada por Juan Carlos Arráez y Mercedes Salvadores. De nuevo, de una forma muy profesional, se nota el esmerado trabajo.
En el resto del ciclo de microteatro
- “Enfermera(s): the dangerous game”, finalista del premio a Mejor Autoría Revelación en los Premios Max 2020 (galardones al teatro). Un videojuego interactivo en el que una enfermera puede salvar vidas o morir en el intento.
- “Yo decido”, un musical romántico que relata la aventura de Gaspar cuando decide viajar a África como voluntario de una ONG.
- “Vendadas”, la historia en forma de danza-teatro de dos desconocidas unidas por un trozo de venda.
- “Porque me da la Ghana”, una nueva comedia familiar entre una madre de sacrificada vida y un hijo egoísta.
- “Négatif”, un paciente le cambia la vida a un médico del hospital de Benín (África).
- “Casta y Pura. En África”, dos conocidas estrellas viajan a África para colaborar con una ONG. En la que desarrollarán una doble vida. La de ayuda social durante el día y de lujuria durante la noche.