Criptomonedas: ni el diablo, ni un mesías – Todo lo que debes saber
Las criptomonedas están de moda. El interés por este activo digital se ha disparado en los últimos años y con él la cantidad de desinformación, también de prejuicios en torno a su naturaleza.
En este artículo buscamos darte las claves para entenderlas de manera simple. Desde una posición neutral, sin necesidad de complicar en exceso el tema. Asimilando sus bases libres de vicios, para sí profundizar si quieres luego en ellas. Aunque, sobre todo, para que sepas distinguir la información de calidad del resto.
¿Qué son las criptomonedas?
Básicamente, 2 cosas.
La primera, la directa, es dinero. Como una divisa que no existe de manera física (billetes, monedas…), sino de forma digital (como el dinero que ves en la app del banco; no lo tienes en la mano, aun pudiendo pagar con él).
Su particularidad radica en que no están controlados por ningún banco central o gobierno, como ocurre con las monedas tradicionales tales como el dólar, el euro, la libra… Su seguridad se basa en la criptografía (un cifrado fuerte), en adición de un sistema descentralizado automático en donde todos los usuarios se “controlan” entre sí para que no se cometan irregularidades.
Esto último se consigue mediante una cadena de bloques, la Blockchain, consistente en un libro de contabilidad público en donde se reflejan todas las transacciones.
La segunda naturaleza indirecta de las criptomonedas, la que se suele obviar a menudo, es la tecnología intrínseca que desarrolla cada una. Ya que, si bien, todas comparten la esencia, la forma de llevarlo a cabo puede ser muy diferente. Estas particularidades se dan en forma de softwares y ecosistemas diferentes.
Por eso existe Bitcoin, Ethereum, Cardano… Porque todas son criptomonedas, pero cada una funciona bajo su propio “programa”, su red. Al igual que Fiat, Renault y Mercedes hacen coches, ahora, cada uno a su manera. Las cryptos igual.
Luego, hay que diferenciar entre la red (Bitcoin, por ejemplo) y su moneda (BTC; a la que también se le llama “Bitcoin” a pesar de que no son lo mismo hablando en términos técnicos). Ethereum como red, de su moneda: ETH… Lo mismo con el resto.
¿Son solo una manera de especular?
La respuesta es: No. Aunque existe una gran cantidad de personas que compran criptomonedas con fines especulativos, su interés no acaba ahí. Al igual que otra tanta gente compra acciones de empresas como Coca-Cola, no obstante, la utilidad de esta no termina en ello.
El valor que sustenta a las criptomonedas se consolida bajo su revolución tecnológica. Tal y como ocurrió en los 90´s con la aparición de internet, la descentralización de la información y las finanzas conllevan un cambio de paradigma en un mundo hiperconectado. Los usuarios no dependen de terceros (un banco, un único gran proveedor de servicios…), sino que se pueden comunicar entre sí de manera directa. En vez de haber unos pocos e inmensos nodos, existen una infinidad muy pequeñitos.
Esto, el hecho de eliminar intermediarios en las relaciones trae consigo ventajas como mayor libertad, lucha contra la censura, facilidad de pagos, refugio contra la inflación, transparencia… Enfrentándose, al mismo tiempo, al peligro del anonimato, la falta de legislación propia o las bases de una tecnología incipiente aún en desarrollo.
El valor teórico de las criptomonedas, ergo, se emplaza en la solidez de su innovación, en lo bien que construyan su ecosistema y la funcionalidad de este. Si bien, llevados al mercado la especulación hace que su precio sea volátil, puesto que muchas personas están comprando (el valor sube) y vendiendo (el valor baja) a cada segundo.
¿Existen muchas criptos, cada una tiene su ecosistema?
Pues tampoco. En realidad, ecosistemas no hay tantos como monedas existen. Muchas de ellas están integradas dentro las redes de las más grandes. Cogen su tecnología y desarrollan nuevas monedas, o proyectos de DeFi (finanzas descentralizadas) dentro.
Por ejemplo, Ethereum se ha convertido en los últimos años en la que atesora suma popularidad en este sentido, acogiendo iniciativas como: MATIC, THETA, BAT, LINK, AAVE… Entre una extensa lista.
Lo mismo ocurre con Bitcoin, que acoge a: BCH, BSV, SYS…
A estas monedas que existen gracias a otras plataformas que las acogen se las conoce como: Tokens
Tokens, NFT, esa palabrería
Los tokens no son otra cosa que una moneda que carece de curso legal, capaz de representar cualquier otra cosa. Como una ficha de casino, que no podrás usar fuera de él, pero que compromete a la entidad a entregarte su valor en moneda de curso legal (dinero fiat: euros, dólares, yenes…). Reemplaza algo y se convierte en su símbolo, lo mismo que un vale o un cheque. Simplificándolo mucho, es como hacer una moneda que equivale a otra moneda.
Las siglas tan demonizadas, NFT, por su parte, se trata de un tipo muy concreto de Token: “Token no fungible”. Un tipo especial que se caracteriza por ser único e irrepetible. Imaginemos que coges un billete para firmarlo con un rotulador (no lo hagas, es ilegal). A partir de ese momento ese billete con tu firma exacta será una pieza única creada en un momento y lugar. Eso, a grandes rasgos, es el proceso que caracteriza a un NFT. Un Token al que se le ha dado una serie de datos representativos únicos que lo convierten en exclusivo.
Esto sirve para representar obras de arte únicas, como garantía de autenticidad, para ediciones limitadas… Con la seguridad que ofrece el mundo de las criptomonedas. En vez de darte un certificado de autenticidad en papel, que podría ser falsificable de forma sencilla, se opta por las características criptográficas que blindan esta originalidad.
Su naturaleza también les otorga particularidades como ser indivisibles; puedes comprar 0,5 Bitcoins, ahora, no puedes comprar la mitad de un NFT. Así como no ser mutuamente intercambiables; el Bitcoin de una persona vale lo mismo que el de otra, mientras que un NFT no tiene por qué valer lo mismo que otro.
¿Son una estafa los NFT?
Puedes usar un palo para hacer palanca y sacar una piedra del camino, o puedes usarlo para abrirle la crisma al primero que pase por delante ¿Convierte eso en malo al palo? Pues con los NFT igual.
No son más que una herramienta usable para lo que se crea conveniente. A pesar de que, debido al carácter novedoso del universo de las criptomonedas, proliferen malas prácticas, eso no convierte en malvado al instrumento.
Se trata de un potente validador de autenticidad aplicable a diversos aspectos como el arte, la cultura, incluso propiedades tangibles como las escrituras de una casa. O cualquier elemento tanto físico como digital que se quiera registrar con alta seguridad.
La principal crítica actual, en la que se trabaja por resolver, es en la alta huella de carbono, ligada a los costes económicos que generan su creación en Ethereum, la red principal que atesora la mayoría de este tipo de token. Si bien existen nuevos competidores como Cardano que prometen mejorar estas condiciones, sumándose a la pugna por ofrecer una red eficiente.
Contratos inteligentes o smart contracts
Sin duda, uno de los elementos clave en la funcionalidad de las criptomonedas. Se trata de pequeños programas que se ejecutan en la red de manera automática y autosuficiente, que hacen cumplir una de serie de condiciones pactadas sin la necesidad de que un ser humano tenga que intervenir. ¿Que por qué es tan interesante? Véase un caso práctico:
Pongamos que artista musical compone una canción. Los royalties de esa obra se reparten entre el artista, su mánager, el productor y la distribuidora. Hasta ahora, los beneficios que generaba esa música pasaban por un tercero que podía repartir las ganancias con a saber qué transparencia, en determinado tiempo. Con un smart contract, sin embargo, se pactan los porcentajes de beneficio de antemano, para que sea la propia “maquina” la que de manera instantánea e inequívoca distribuya las ganancias.
Lo mismo serviría para, por ejemplo, realizar prestamos entre particulares sin tener que recurrir a bancos. Automatización de las herencias. Reducir los costes burocráticos. Procesos electorales sin fraude, aplicaciones médicas… La lista es tan vasta como la imaginación.
Vale, compro criptomonedas ¿Dónde están, ¿Qué hago ahora?
Pues están en ninguna parte y donde quieras. Como se ha comentado, se trata de un activo digital. Eso quiere decir que se guardan en “billeteras” virtuales en donde accedes con tu usuario (su dirección) y contraseña. Desde ahí puedes hacer cualquier transacción que harías de forma ordinaria, como cobros o pagos a cualquier otra cuenta.
Ojo, no todas las billeteras son compatibles con todas monedas. Las más relevantes suelen aceptar una amplia gama de ellas, eso sí. No obstante, en ocasiones se necesitarán varias de carteras para tener todos tus activos. Como tener varias cuentas bancarias.
También existe la opción, menos segura, de tenerlo en los propios exchanges. Aquellos lugares en donde se intercambian las criptomonedas. Estas casas tienen una “gran cartera” donde guardan todos los activos de sus clientes. ¿El problema? Si ese lugar es hackeado, investigado, sus cuentas se congelan por la razón que sea… Puedes tener problemas a la hora de acceder a tus criptos. No es algo habitual, pero el riesgo existe.
Otra vía es el stalking. ¿Has oído lo de no tener el dinero parado? Pues consiste en eso. En prestarlo a una entidad, que se ocupará de generar rendimiento mediante préstamos, para que al cabo del tiempo te devuelvan tu inversión, en adición de un porcentaje de ganancias. El riesgo lo pones tú.
En la actualidad hay opciones que te aseguran una pequeña rentabilidad a cambio de un 100% de seguridad. O unos altos beneficios, aumentando el riesgo. La clave está en estudiar bien cada caso.
A mí me gusta el dinero debajo de los colchones
Si eres de “la mentalidad de la abuela” estás de suerte. Puedes tener tus criptomonedas a buen recaudo, de manera tangible. ¿Cómo? Con un monedero de hardware. Se tratan de dispositivos de aspecto similar a un pendrive con una alta seguridad codificada, protegidos con un pin.
¿Cuál es la principal ventaja? Que puedes “descargar” en ellos tus criptomonedas. Así tus activos están fuera de línea, a salvo de ataques de hackers.
Aunque es cierto que el proceso de mover tus criptos es laborioso y, sobre todo, lento comparado con sus equivalentes virtuales, al tener que pasar por complejos procesos de verificación interna. Además, de tratarse de una opción cuyo precio oscila entre los 60-120€.
¿Son legales, tributan, tienen las mismas obligaciones fiscales que el dinero habitual?
Sí, son legales. Los swaps no tumbarán tu puerta en busca de un alijo secreto de estupefacientes, ni te convertirás en el blanco de ciberdelincuentes internacionales. Ahora, tus obligaciones con Hacienda (en España) dependen. Sentimos no poder darte una respuesta categórica, sin embargo, la legislación actual no está preparada para este tipo de revolución tecnológica. Las dudas adelantan a las certezas.
Como norma general, a fecha de la redacción de esta guía, en España no existe la obligación de declarar la compra de criptodivisas, siempre y cuando no se vendan o intercambien por otros activos.
No existe obligación, pues, cuando no hagas movimientos con ellas. Sí cuando las cambies por otras o por dinero FIAT (euro, dólares, o cualquier otra moneda de curso legal), la pérdida o ganancia del intercambio es lo que se declara en estos casos.
Las ganancias se tributan por tramos, como es habitual. Lo primeros 6.000€ a un 19% de IRPF, de 6.000-50.000€ a un 21% y a partir de 50.000€ un 23%. De igual manera, si lo que lo que obtienes son pérdidas, estas pueden compensar otras ganancias obtenidas de otras actividades
No obstante, el mejor consejo si decides invertir en serio en ellas es que consultes con un gestor experto en la materia que te asesore para evitar sorpresas desagradables.
¿Debo invertir en criptomonedas o son una burbuja?
Parafraseando al youtuber Míster Jägger, o a un profesor durante un examen final: “Ah…”. Como ya se ha detallado, existen iniciativas con solidez, fruto de avezados equipos tecnológicos de desarrollo detrás. Junto a otras opciones de mera especulación (las denominadas: ShitCoins, opciones que no ofrecen nada nuevo, en donde solo existe humo detrás).
Ambos elementos pueden ser rentables. Si bien, algunas conllevan considerable riesgo, de tu criterio depende evaluar en qué tipo de proyectos confías.
Para ampliar tu ratio de información, aquí tienes algunos ejemplos que resuenan en los últimos días:
Bitcoin (BTC) La primera, ocupa el número uno en volumen de mercado, marcando la pauta al resto en diversos sentidos.
Stellar (XML) como plataforma es muy barata para hacer transacciones. Su principal orientación es crear una red asequible para intercambiar criptomonedas con monedas fiat y viceversa.
Tezos (XTZ) característico sobre todo por su red de contratos inteligentes orientada a videojuegos y ocio digital.
Ethereum (ETH), sigue siendo la red principal que atesora mayor cantidad de tokens y contratos inteligentes. Cuyos recientes problemas de escalabilidad de la red parecen estar solventándose.
Cardano (ADA) Es una criptomoneda de 3º generación (la más reciente), avalada por un equipo científico refutado, que promete mejoras de eficiencia y escalabilidad de la red. Intentando disputar el papel que ahora tiene Ethereum.
Polkadot (DOT), un caso similar al anterior, una cripto de 3ª generación que apuesta por la total descentralización.
VeChain (VET), caracterizada por usar la red de los dispositivos inteligentes. “La red de las cosas” (IoT) como punto central de su tecnología.
Tron (TRX), busca convertirse en un referente como plataforma de entretenimiento descentralizado. Un YouTube o Twitch con la particularidad de ofrecer ulteriores cuotas de libertad al usuario.
Dónde invertir y consejos de inversión
Por último, si después de profundizar bien, sopesando las posibilidades, decides invertir en ella o seguirlas activamente, existen una serie de consejos que deberías seguir.
Hacerlo mediante empresas que te otorguen un alto grado tanto de fiabilidad como de seguridad. En este caso, las compañías “top” del mercado suelen ser las que mejor cumplen estos requisitos. También las que ofrecer mejor diversidad en los pares de activos. Porque no todos los exchanges trabajan todas las criptomonedas, un elemento que se exacerba cuanto menos popular sea la moneda en cuestión.
Otro punto para tener en cuenta son las comisiones. Es reseñable saber que las suele haber por ingresar fondos, por retirarlos, intercambiar divisas… incluso por poner órdenes de compra/venta y ejecutarlas. Así que antes debe existir una buena labor de investigación para determinar qué es lo mejor que te conviene a ti. No a tu primo, ni tu cuñado o amigo, porque cada individuo tendrá sus propias circunstancias.
Una vez decidida la plataforma, actúa con cabeza: Nunca inviertas lo que no puedes perder. Por muy segura que pueda parecer una operación en teoría, llevada a la práctica puede distar un largo trecho. De ahí que sea tan importante iniciarse en el análisis técnico (esos gráficos de velas, índices e indicadores), aunado con el de las noticias, la actualidad. Una declaración de alguien relevante, un movimiento suyo o cualquier tweet puede cambiar el devenir de forma drástica.
Si no vas a estar apegado a todo ello, porque no es tu profesión principal, suele ser prudente apostar por el medio o largo plazo. Buscar un proyecto en el que confíes y aportar por él desde el análisis.
Glosario de términos para hacerte la chula
Operar en largo: Posición en la que apuestas porque el activo subirá. Comprar a 1,5 con la esperanza de venderlo a 3, por ejemplo.
Operar en corto: Posición por la que apuestas por el que el activo va a bajar. Porque sí, se puede ganar dinero, aunque descienda. El mecanismo es algo embrollado de explicar.
Pongamos que una criptomoneda vale 5€ ahora mismo. Tú pides un préstamo de 100 criptos (100 x 5€ = 500€) y las vendes en el mercado. Ahora tienes 500€.
A los días el precio al que cotiza la cripto baja hasta los 2€. En ese momento cierras tu operación recomprando los 100 criptos por 200€ (100 criptos x 2€ cada una).
Devuelves el préstamo de 100 criptos en ese momento y te quedas con la diferencia (500€ iniciales – 200€ cuando has vuelto a recomprar= 300€ de beneficio).
Toros/Osos: El toro simboliza al inversor alcista, que compra haciendo que los precios suban. El Oso, por el contrario, simboliza al inversor bajista, que vende, haciendo disminuir los precios.
Trading: Es la acción de intercambiar activos. De compra y venta. A sus operadores se los denomina: “traders”
Holdear: mantener durante mucho tiempo sin vender un activo con la esperanza de que aumente su valor.
Scalping: Justo lo contrario, hacer movimientos de compra y venta muy rápidos con la esperanza de obtener beneficios. A estos traders se los denomina, también, “scalpers”
Apalancamiento: Préstamo que permite multiplicar la inversión tanto en pérdidas como en beneficios. Se suele representar con un indicador de multiplicación (X5, X10, X3). Es una forma de optar a ganancias aumentadas, con un riesgo mayor.
Glosario específico de criptomonedas
DAap: Una aplicación que funciona de manera descentralizada (a menudo bajo código abierto) usando el funcionamiento de la Blockchain con miles de nodos, en vez de canalizarlos en unos pocos principales. Una app tradicional pero descentralizada.
ICO: “oferta inicial de monedas”, es el proceso de lanzamiento de las nuevas criptomonedas que se lanzan al mercado. Se les da financiación con monedas de curso legal (euros, dólares…) a cambio de los tokens de la criptomoneda, con la intención de que esos tokens valgan algo en el futuro.
Scam: Procesos relacionados con la blockchain que tienen como fin la estafa.
Nodos: conjunto de todos los ordenadores conectados a la red de la criptomoneda. Cada uno, un nodo.
Pool de minería: Mineros que se agrupan y acuerdan repartir ganancias en función de la contribución de cada uno. Algo así como una cooperativa.
Hash: Huella digital. Su propósito es el de mejorar la seguridad. Genera identificadores únicos e irrepetibles a partir de una información dada.
Ballena (Whale): Individuos con una alta cantidad de criptomonedas en su poder.
Shatoshi: La cantidad mínima en la que se puede dividir (comprar/vender) un Bitcoin (0.00000001 BTC). Debe su nombre al acrónimo del creador o creadores del Bitcoin, ya que se desconoce su identidad.
Gas: Precio que se paga por realizar transacciones dentro de la red de Ethereum. No siempre es el mismo, puesto que depende de diversos factores como la congestión de la red. Un término muy usado en la creación de NFT, para crearlos necesitas “gas”.
FOMO: “Fear Of Missing Out”. Miedo a perder la oportunidad de comprar un activo que se cree que generará beneficios. Suele derivar en compras masivas de este.
Imagen de portada:Dmitry Demidko
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