Desenfocando el encuadre – Ilustración y mundo audiovisual freelance
Ya lo comentábamos en el reportaje anterior. La cultura está jodida, más desde la perspectiva freelance. No es ningún hecho noticioso. La tecnología ha avanzado a un ritmo tan raudo y descolocante que, efectivamente, la sociedad se ha quedado desprendida de sí misma. Insólita ante un panorama que no termina de reconocer, ergo, por ende, no puede gestionar.
Se democratizan las posibilidades, al tiempo que la saturación y la precarización aumenta. Si bien se asiste al desfile más suntuoso de la creatividad, los recursos materiales se perfilan reducidos. Frágiles ante la más mínima brisa de desconfianza por parte de aquellos 4 conglomerados que siguen ejerciendo de dealers de la viabilidad. Los mismos que asisten incrédulos a un horizonte tan vasto que tampoco entienden, ni mucho menos domeñan en su basto control.
Ante la situación tan atestada de la incertidumbre, siguen emergiendo figuras que se atreven a profesar pasión por su ámbito. En este caso: El visual y audiovisual. Campos limítrofes que guardan más semejanzas de las que cabría esperar, para bien o mal. Así, si en la anterior pieza se le daba espacio al “contenido” de la cultura. Le llega el turno a la “forma”.
Ser freelance
Un entorno tan espacioso da lugar a perfiles muy amplios. Desde Tess Masero Brioso, una directora de cine, que a modo de freelance que lucha por hacerse un hueco entre las más frecuentes firmas. “Me dedico al cine porque probé muchas ramas artísticas de pequeña. Todo lo que siempre había en la oferta de extraescolares. Pero una parte me faltaba, la visual. Mi madre tenía una cámara antigua, siempre que podía la cogía y me ponía a grabar. Era lo que me faltaba. Ese concepto global” comienza a narrar Masero en torno a sus comienzos, junto a la pasión que siente por su disciplina.
En cuanto a su orientación profesional hacia lo freelance, explica que más que elección se trata de necesidad: “A mi me encantaría estar trabajando para un estudio que financie mis proyectos. No obstante, en el mundo del cine para las mujeres hay menos oportunidades”, termina de referir. Aunque también asegura que ello le reporta mayor libertad a la hora de trabajar.
Otro de los protagonistas es Mario Panadero. En contraposición, productor de contenido audiovisual orientado a las RRSS y el ámbito más publicitario. “Desde hace muchos años me ha había atraído este mundo y acabas viendo que puedes vivir de ello. Si te lo montas bien.” Dice al referirse a su profesión. Mario, después de trabajar en televisión se dio cuenta de que “no te deja la libertad para hacer lo que tu quieres. Ser freelance te permite ser más creativo, más libertad. Es lo que pienso yo a la hora de trabajar, intento dar mi toque y que sea algo especial” continúa narrando con relación a las razones de haber decidido trabajar desde un espacio autónomo.
Julia Bisbal, o “ItsLiah”, su nombre artístico, tiene un perfil un tanto alejado de los dos anteriores. Se trata de una ilustradora que al igual que sus homólogos trata de hacerse un hueco en su panorama. Su situación es sensiblemente diferente puesto que: “No me dedico exclusivamente a esto. Lo hago a la vez que me saco la carrera. Siendo freelance es más fácil, la verdad. No requiere de tener unos estudios o un currículum impecable. Hacerlo a tu manera, haciendo lo que te gusta, es más asequible que te cojan para ilustrar libros, por ejemplo” expone, refiriéndose a su situación particular.
“Lo que antes se entendía como un ilustrador, no es lo mismo que ahora mismo consideramos como tal. Ahora, probablemente pensaríamos en artistas famosos en redes sociales, que no necesariamente ilustran para grandes empresas” apostilla refiriéndose al concepto actual de los ilustradores y su cariz freelance.
Hacerse ver, sentir y tenerse en cuenta
“En un principio tenía trabajillos, pero muy esporádicos. Te dan para ir metiéndote en el mundo poco a poco” expresa Mario. Detalla que, si bien, intentó introducirse en el mundo laboral más mainstream, no se encontraba al 100% a gusto. Lo cual le llevo a ir incrementando su cartera de clientes, personas que, al final, conocían su trabajo, para dar el salto a una modalidad más libre, autónoma.
“Lógicamente, yo me llevo los marrones. Tengo que gestionar con el cliente, buscarlos… Así que los ingresos son variables. No obstante, al final estás haciendo lo que tu quieres, como tú quieres” prosigue contando Panadero para otorgarle valor a la independencia.
Su andadura comenzó en Malta. Según cuenta, el boca a boca fue esencial para lograr impulsarse. También la capacidad para relacionarse:
“Lo más difícil es tratar con el cliente. Por ejemplo, a la hora de finalizarlo te pueden tratar de regatear. Porque es cierto que con las RRSS nuestro trabajo se está infravalorando bastante. Gente que te pide un video por 50€ y no se da cuenta de que tú también tienes tus gastos, tus impuestos…”, se sincera.
El tema del posible intrusismo también le preocupa, puesto que está ligado a esta precarización del sector: “Es verdad que hoy muchísima gente tiene cámara. No digo que todos sean súper profesionales, o todos sean malos. Aunque, sí es cierto que se ve más audiovisual actualmente”
Sobre este tema, el del posible intrusismo laboral y las barreras de entrada, desde su ámbito de la ilustración se refiere ItsLiah. “Hay mucho artista que empieza que quiere vender sus trabajos muy rápido y ves que la calidad aún no es muy buena” hace saber. El hecho de que exista gran variedad, realmente, parece no ser un problema, el problema viene cuando según su visión: “No hay rivalidad, pero sí envidia”.
Se refiere al hecho de que un artista desconocido produzca contenido que le haya costado horas, sin recoger apenas reconocimiento. Y, sin embargo, el trabajo de “10 minutos de alguien conocido tenga mucha más repercusión”, alega.
Precisamente sobre ello reflexiona Tess desde el ámbito del cine. “Encuentro mucha envidia pasiva. Hay tan pocas oportunidades y mucha competitividad, que la gente te trata por el quién eres”, manifiesta la directora. Hace alusión, del mismo modo, a la naturaleza endogámica, ciertamente hermética de la profesión, que lleva a los directores con reconocimiento a crear grupos cerrados para ejercer influencias entre sí. Denuncia los escollos para intentar hacerse un camino y lo asocia a generar un punto de inflexión en forma de trabajo que consiga despuntar.
El secreto para ello es llamar la atención a través de proyectos modestos, mas, bien construidos. “Hacer proyectos, da igual lo que te digan los demás. Cosas pequeñitas, que no te vayas a arruinar. Currártelo y presentarlo en festivales” sostiene.
“Que vean que te tomas esto en serio, muy en serio. Para eso tienes que estar segura, y hacer. Muchos te mirarán mal. Hay que seguir. Produciéndotelo tú misma, pidiendo ayuda a quien sea. Yo no vengo de una escuela de gran prestigio, no por ello me voy a parar” termina de sentenciar en torno a las claves para conseguir la atención del público. En adición, sobre todo, de la del propio sector, sus colegas.
Cómo producir desde el freelance
De acuerdo, está claro que en la totalidad de los casos el avance esta condicionado, inherentemente, a la atención. Hay que producir contenido de calidad. No obstante, ¿Cómo hacerlo?
En el caso de Masero se trata de, nuevamente, de saber moverse. “Tienes que espabilarte y tener un plan B. Porque siendo 100% directora o cámara no pago las facturas, ni como. Hay que sobrevivir, ahora, siempre guardando tiempo para otras cosas (relacionadas con lo audiovisual)” aconseja. Volviendo a hacer alusión a la capacidad de movimiento constante ligada a la pasión activa por la profesión. “Últimamente me ocurre más que me conocen un poquito. Así que me empiezan a llegar ofertas. La otra forma es contactar tú. A veces no te van a pagar, sin embargo, te interesa trabajar con esas personas” detalla.
Una vez pasada esa brecha, a la hora de ponerse en marcha recalca las ventajas de los equipos reducidos: “Un rodaje con 30 personas te limita mucho. Cuanta más gente haya todo va más lento. Lo contrario te permite ser muchísimo más libre, creativa… No lo considero algo negativo” finaliza.
Las interacciones humanas también se perfilan esenciales para Mario. Él, espoleado por su situación personal. Sumada a la complicada realidad del sector. Decidió enfocarse pura y exclusivamente en trabajos para RRSS. “Vendo contenido para redes sociales porque hoy en día todo el mundo quiere promocionarse ahí. En mi caso es rentable porque trabajo solo. Yo cojo la cámara, lo grabo y hago la postproducción. Con buena calidad, pero tampoco hace falta aquí un gran equipo (de personas) de superproducción de Netflix”.
Al encargarse la totalidad del trabajo, pues, la comunicación fluida con el cliente final es indispensable. Los cuales, en ocasiones pecan de intentar inmiscuirse demasiado en la producción: “Hay clientes a los que les tienes que explicar que tú eres el que ha estudiado, el que sabe, el profesional. Llevarlos por el camino de lo que realmente queda bien” expone. También reconoce que algunos sí tienen buenas ideas, de ahí la parte positiva del feedback. Elemento que según Panadero se ve reforzado por el vínculo estrecho que implica el modelo freelance.
¿Qué hay de la ilustración?
Sin darse una realidad diametralmente opuesta, el ámbito de la ilustración cuenta con una idiosincrasia propia un tanto diferenciada.
“Comencé a vender mis dibujos cuando ya tenía una base de seguidores en mi cuenta personal. Porque empezar una cuenta desde 0, solo para vender arte, es muy arriesgado. Lo que subas en meses o años, no lo va a ver nadie, prácticamente”, afirma ItsLiah haciendo alusión a la obligación de transformar su perfil personal en profesional para hacer viable este último espacio.
La coyuntura no se perfila meramente anecdótica, sino que viene a interferir directamente en labor profesional de la ilustradora. Asegurando, incluso, que sus opiniones sobre temas sociales le han llegado a influir en sus ventas.
De este modo, los ilustradores tienen 2 opciones. Arriesgarse abriendo un perfil artístico para empezar desde 0 con la promoción. O perder su parcela más personal.
El siguiente punto relevante en la producción de su contenido es el equilibrio de temáticas. Las cuales se vuelven a debatir, esta vez entre encargos personalizados: retratos, obras muy concretas y delimitadas. En contraposición a productos de difusión más genérica, aprovechables en el tiempo y promocionables.
“Que una persona te diga que quieres que le pintes una foto no te va a dar nada de repercusión. Porque a nadie más le va a interesar ese dibujo. Aunque es una manera de recibir dinero, ´rápido´, que sabes que te va a entrar” razona la ilustradora.
La alternativa es producir contenido a gusto propio. Libre, creativo, mas, de mayor dedicación temporal. Junto a la inherente incertidumbre arriesgada de desconocer cómo va a reaccionar exactamente el mercado. Sobre esta realidad también reflexiona ItsLiah: “Quieres ofrecer algo de calidad, así que quizás haces más horas de las que deberías. Pero prefiero invertir más tiempo y mostrar calidad que luego poder usar en mi porfolio. Si te dedicas al arte, no cuentas horas”
A sabiendas, sin embargo, de la denostación debido al poco valor, paradójico, que se le otorga socialmente a la ilustración en un tiempo eminente visual. “¿Vale la pena pagar todas esas horas a alguien, cuando por unos céntimos puedes comprar una fotografía de un banco de imágenes? Eso ya depende”, se cuestiona. Por consiguiente, para justificar su trabajo ITsLiah lo tiene claro: “Intento enfocar mis obras hacia los regalos”. De esta forma, intenta copar necesidades implantadas en la sociedad. Cumpleaños, San Valentín, Fiestas… ese es su campo de influjo.
¿Dónde está la mujer aquí?
“Yo nunca me he topado con una filmaker” espeta directamente Mario Panadero. Sin saber atribuir exactamente a qué se debe, reconoce la usencia de profesionales femeninas en su campo. Duda de si quizás se las está infravalorando.
Por su parte, Tess Masero sí tiene una visión más firme desde el cine: “Desafortunadamente hay unos roles establecidos: vestuario, mujer. Director, hombre… En las posiciones fuertes está más complicado para la mujer” declara.
Abogando porque en un futuro esta situación se revierta de manera natural hacia la igualdad. Sin la necesidad de incluir cuotas, u otras medidas legislativas, como ocurre actualmente. Las cuales, aún considera necesarias al no disponer otros instrumentos que garanticen el respeto y la inclusión.
Adentrándose en el tema, denuncia que: “El rol de la mujer tiene que estar masculinizado. Cuando vas a un rodaje tienes que ser más `hombre´ para que te escuchen sin cuestionarte y tener valor”, concluye.
En el caso de la ilustración vuelve a haber una similitud contrapuesta. Puesto que, se podría decir que sí que existe una cierta disparidad entre géneros, mas, esta situación suele beneficiar a la mujer.
“Creo que este es de los muy pocos casos en los que no influye tanto. De hecho, la gran mayoría de artistas que sigo son mujeres” refiere ItsLiah. Lo achaca la sororidad generada entre las propias ilustradoras en redes sociales. En el lado opuesto: “ilustradores, hombres, hay muy pocos. Quizás esos pocos sí que tienen mucho éxito” prosigue. Haciendo hincapié en como incluso en casos así, la notoriedad masculina acaba imponiéndose de algún modo.
“El público de los hombres heterosexuales suele ser masculino. En cambio, los hombres homosexuales o mujeres tienen muchas mujeres como consumidoras”. No sé si es por afinidad, manera de expresarse o el contenido. En esto último se nota muchísimo la diferencia”, finaliza de expresar. Remarcando que, si bien, la brecha no se da en lo relativo a las oportunidades, sí que existe una escisión de públicos estrictamente marcada.
El futuro freelance, certidumbre en el riesgo
Moverse, producir contenido y lanzarse a crear es la premisa que defiende Mario. Entre los consejos que profesa está el de que: “Aunque tengas un equipo malo, lo que interesa es hacer cosas para mejorar y mejorar. Si no te mueves, no lo harás nunca”. Una apuesta por el aprendizaje constante en el que la autosuperación se presenta esencial. “Al final, el equipo no es tan importante como lo que tú sepas hacer” concluye en su exposición.
Un eslabón más en donde concuerda con Tess: “Únicamente rodando vas a aprender. Si tienes una escena en mente, vas y la ruedas. Luego ya verás cómo queda” manifiesta la directora en otro nuevo canto a la cinética profesional.
Incitando a buscar activamente proyectos con los que enriquecerse, antes de generar una etapa de rédito económico. “Rodar más con los demás. Yo he trabajado muchísimo de gratis para tener experiencia. Incluso en los rodajes malos aprendes cosas”, termina por disponer.
Desde su experiencia en la ilustración Itsliah acompaña a la dinámica halagüeña de sus colegas audiovisuales. “Estudié algo que no tenía nada que ver, pensando que el arte no tenía salida. Después me di cuenta de que podía ser algo más que lo que hacía en casa. Eso que no le importaba a nadie” refiere la artista en torno a sus comienzos. Junto a la posibilidad vislumbrada de poder convertirlo en un modelo profesional solvente.
Más allá de la clásica concesión de que el arte y eso de pintar es cosa de niños, algo pasajero carente de seriedad: “Bueno, los niños a veces crecen y se siguen dedicando a ello” ratifica la ilustradora. Porque al final se trata de eso mismo, la curiosidad por trascender lo establecido. El ímpetu juvenil transmutado en forma de forma singular para emocionarse y emocionar.
Imagen de portada: Mohammad Alizade