Nota: 7,2/10
Sin llegar a la brillantez la obra sabe desenvolverse hacia lo aceptable, incluso buena calidad cinematográfica
Lo Mejor
Una muy cuidada representación de la atmósfera de la época. Perfectamente retratada en su estética representativa, colores y hasta divergencia ideológica
Lo Peor
Que no termine de explotar en su vertiente transgresora de formas y maneras. Un «quiero, estoy a punto de hacer una locura, pero al final no» constante. No se decanta por una manera clara de exponer su mensaje, ya como obra, y eso la desluce
Engañaríamos a cualquier lector si dijéramos que mantiene una fuerza vivaz y constante a lo largo de todo su recorrido. Pero sabe, sin embargo, recobrar el tono profundamente trascendental, quitándose el polvo de una fábula que no avanza como demanda la trama: hablamos de un film que se desarrolla ambientado en medio de una vorágine de protestas y dinamismo social, luego, el hecho de repartir a trompicones la acción sin una razón de guion bien justificada desmerece un mensaje, por otra parte, preciosamente reflexivo.
Nos encontramos pues ante la «parodia» de El Hombre en su más puro estado de complejidad, luchando internamente en la dicotomía de insertarse y anularse a sí mismo dentro de la colectividad.
Por un lado, está el Godard artista: individual, personaje que se reclama inherentemente ante su propia grandeza. Y finalmente la persona desnuda que persigue sempiternamente encajar en una sociedad que no conoce ni le reconoce de esta manera. Dicho conflicto se reduce al absurdo en diversas situaciones en las que su papel queda retratado de manera cómica, con un ser humano asustado que sangra y llora, pero se niega conscientemente a resolver su mal.
Técnicamente cabe mencionar el intento por arriesgar con la ejecución de la fotografía. Sin furores, dicho sea de paso, y en momentos críticos muy puntuales. Apuesta que le sale a ganar, en un apartado que de por sí cumple sobradamente sin llegar a ser una maravilla visual.
Finalmente podríamos apuntar que, si bien «La Redoutable» no pasará a la historia del cine como una gran joya, sí se configura como una de las mejores opciones de la cartelera de este año. Sabe remontar tras peligrar con perderse en su propio mensaje, dejándonos, tras su visionado, un regusto plácido de emoción contenida y reflexión genuinamente propia. Aunque, insistimos: no es un film que visionar desde la seriedad puesto que su mensaje se sustenta en una parodia tan implícita como recurrente.
