Separar obra de autor – Rompiendo debates ficticios con semiótica
“¿Se puede separar el autor de su obra?“. En esta sección vamos a intentar explicar conceptos semióticos de manera sencilla, al pie y sin perogrullos. Para romper con debates manidos y sin sentido.
Uno de los más populares y enquistados SIN NINGÚN sentido es el tema de: “¿Se puede separar obra de autor?“. ¿Se puede beber agua en un vaso que no sea de cristal?; para alguien que sepa de semiótica es una charla que nace muerta. Vamos a aprovechar para explicar los tipos de autores/lectores de Umberto Eco de manera que cualquiera lo pueda entender y, si te pica el tema, puedas profundizar:
Tipos de autores y lectores
Umberto Eco, en su teoría de la recepción y semiótica literaria, define los conceptos de autor y lector empírico y modélico de la siguiente manera:
1. Autor empírico: Es el autor real que escribe el texto, una persona con su biografía y contexto específicos. Esta figura existe fuera del texto y tiene su propia historia, motivaciones y circunstancias. Sin embargo, según Eco, el autor empírico NO es crucial para la interpretación del texto.
2. Lector empírico: Es el lector real que lee el texto (la persona de carne y hueso), con sus propias experiencias, conocimientos y emociones. Este tipo de lector varía de persona a persona y su interpretación del texto puede diferir ampliamente. Eco NO considera que el lector empírico tenga un papel determinante en la comprensión de la obra, ya que cada quien hará una interpretación basada en su persona, momento y lugar. Hay infinitos lectores empíricos.
3. Autor modelo: Este es un concepto más abstracto y no se refiere a una persona real. El autor modelo (o modélico) es una figura implícita que se construye a partir del texto mismo. Un conjunto de instrucciones y estrategias que guían al lector hacia una interpretación específica. Es una especie de “voz narrador” del texto que organiza y estructura la información de manera que sugiera ciertas lecturas y no otras.
4. Lector modelo: Este es el lector ideal, también una construcción teórica, que se deriva de las instrucciones y estrategias que el autor modélico ha conferido al texto. El lector modélico es capaz de seguir estas señales y deconstruir el texto tal y como fue pensado por el autor modélico. En otras palabras, es el lector que posee el conocimiento y las habilidades necesarias para interpretar el texto de manera óptima, conforme a la intención implícita en la obra.
Para Eco, la comunicación efectiva entre el autor y el lector se da en el plano de los modelos (autor modelo y lector modelo), más que en el de las personas reales (autor empírico y lector empírico). El autor modélico construye el texto pensando en un lector modélico que pueda descifrar y comprender el mensaje con la mayor precisión posible.
Claves del concepto
¿Quiere decir esto que los autores/lectores empíricos son purria y no importan a la hora de construir sentido? A ver, calma…
Hay que entender, primero, que Eco es un autor TEÓRICO. Que intenta poner las bases para un estudio científico de la comunicación. Y, al igual que en la química se determinan primero los elementos y compuestos de manera ideal, para luego extrapolarlo a la realidad y entender que el agua que bebemos no es solo H2O; en la semiótica se hace lo propio con los marcos teóricos, un espacio de cimientos sólidos desde los que partir.
Se construye un ideal y luego se ponen los matices. No se intenta ordenar el caos desnuda porque te fagocita.
Entonces, entendiendo que esto es un marco teórico, a la hora de llevarlo a la realidad lo que nos ofrece (Y esto NO lo dice Eco, lo digo yo) es la idea de que coexisten 3 realidades. Como el signo de Pierce, tripartitas (todo está conectado, madre mía, ni un congreso de los Iluminati)
3 realidades simultáneas
– Res est res: Lo que es, es. El autor modélico expresa su tesis en la obra y el lector modélico tiene los conocimientos y la instrucción previa para saber de lo que se habla y entender el mensaje; que es uno, sin equívocos. “No, es que yo creo, yo opino…” Vaya usted a “creer” al burdel de su Tía Pepis.
– Quod rei dicitur: Lo que es dicho. La riqueza de interpretaciones, obras derivadas, pajas mentales y la razón por la que decidiste dejar a tu exmujer mientras leías un cómic de Los Vengadores. Ahí ya cada quien es cada cuál y entran los deseos, momentos vitales y el pensamiento arborescente disonante. Es disonancia ludonarrativa en sí misma.
– La cama redonda de ambas: Cómo la interacción entre la obra en sí misma y las diferentes descodificaciones modifican la realidad de manera simultánea y en retroalimento. La interpelación y pugna entre los dos conceptos: modelo/empírico. La “semiosis infinita” que va resignificando una obra a lo largo del tiempo y la cultura.
Lo interesante de este punto es que es el cenit máximo de la comprensión: Hay un mensaje inicial – este mensaje causa unos efectos – estos efectos tienen unas consecuencias. No ocurren de manera lineal u ordinaria, sino consustancial al mismo tiempo. No es horizontal en el espacio/tiempo sino vertical.
Qué sacamos en claro del tinglado
¿Se puede separar al autor de su obra? Ya está separado de facto, simplón.
¿Podemos incidir o modificar los planos modélicos? No, jamás. Como tampoco puedes darle un último beso a tu abuela ¡Porque está muerta! Lo que está escrito/hecho no se puede cambiar. Es.
¿Podemos cambiar nuestra manera de percibir una obra y la forma de acercarnos a ella? Por favor y gracias, se llama cultura y es la actitud ante el signo. También la razón por la que Van Gogh murió pobre y yo no puedo volver a ver Magical Girl y disfrutarla (¿La película cambia? No, está de puta madre, pero no duermo bien consumiendo obras de violadores)
¿Tenemos un problema social porque hemos juntado ambos planos? Sí, sobrestimamos nuestra lectura como individuos y hemos dejado a un lado el esfuerzo modélico (que implica trabajo previo, honestidad, la muerte de la soberbia).
“¿Se puede separar obra de autor?”
Depende. Pero NO DEL AUTOR, sino de NOSOTRAS como sociedad. En vez de preguntarnos si es lícito leer a este u otro autor en sí mismo, debemos poner el foco en lo que significa para nosotras (individual y socialmente). Qué sacamos en claro, el costo, las consecuencias y ver qué pesa más en la balanza.
Un tema comunitario, empírico, que NO modélico. Sin totems o categoría atemporal. Aquí se viene a sufrir con la carencia de un debate de respuesta total.
Para un mundo sano hay que tener conversaciones incómodas, en forma de término moral mortal; que sangra, duele y, por tanto, exige de nuestra responsabilidad. Para bien o mal. Nos desnuda frente al espejo. Nos convierte en protagonistas de propio texto contextual.
Más formas de apoyar el contenido